Los pilotes de hinca sí engañan

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En este post os voy a contar una anécdota que me ocurrió en una ocasión en una obra cuya cimentación resolvimos mediante pilotes de hinca.

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No os dejeis engañar por el título: “los pilotes de hinca sí engañan”. Aunque estuvieron a punto de engañarme a mí en una ocasión, este tipo de cimentación cuenta, indudablemente, con grandes ventajas.

Entre otras muchas, aparte de que el control del hormigón es mucho más riguroso que los pilotes in situ al ser un elemento prefabricado, es que se hincan hasta el rechazo. Por tanto, en terrenos donde el estrato resistente presenta una cota variable, resultan una solución idónea, ya que en la práctica es como si ensayaramos la resistencia a hundimiento del 100% de los pilotes durante el proceso de hinca.

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Tras esta pequeña aclaración sobre el título (no critico a los pilotes prefabricados), ahí va lo que me ocurrió.

Hace bastantes años (ahora ya peino alguna que otra cana), era yo joven e inexperto en estos menesteres y asistía a mi primera hinca de pilotes.

Se trataba de un terreno bastante malo, unos limos en los que además aparecía el nivel freático en torno a los 5 m.

Habiamos estimado en los cálculos que los pilotes tenian que entrar unos 25 m, y efectivamente, así era. Entraban como si el terreno fuera mantequilla y alcanzaban profundidades algo superiores a la estimada.

Hinca que te hinca, llegó el momento en que uno no pasó de los 15 m. La maza venga a caer y el pilote no entraba. ¿Habia alcanzado el rechazo?

No tenia sentido cuando el resto estaban duplicando la longitud.

¿Que estaba ocurriendo? Estabamos convencidos de que debiamos haber encontrado un bolo aislado que hacia que el pilote rebotara y no pudiera seguir penetrando en el terreno.

Tras una breve discusión sobre si hincabamos otro pilote adicional al lado o qué decisión debiamos tomar, siendo ya las tres de la tarde y sin comer,  hicimos lo propio ya que con el estómago lleno se ven las cosas desde otro punto de vista.

Durante la comida, cayeron varias botellas de vino y los ánimos se fueron relajando, el bolo que impedia que el pilote entrara dejó de ser una vulgar piedra para transformarse en un platillo volante que habia quedado sepultado siglos atrás, en fin… burradas varias motivadas sin duda por el vino y la cerveza.

terreno-simoson

La comida se alargó y tras un buen rato volvimos manos a la obra. Antes de cambiar la posición de la máquina para hincar un nuevo pilote, se nos ocurrió probar a darle un par de “golpecitos” al pilote que se resistía.

A la primera caída de la maza, el pilote entró un palmo como si nada. ¿Cómo podía ser?

hinca-pilotes

¿Acaso dió la casualidad de que el material que obstruía el paso del pilote en el último golpeo antes de la comida se rompió y a partir de ahí, ya se podía penetrar libremente?

Yo no creo mucho en las casualidades porque a veces enmascaran otras cosas.

¿Que estaba pasando entonces? Muy sencillo.

Sabemos que los suelos granulares disipan el agua inmediatamente cuando se aplica una presión.

Los suelos cohesivos en cambio no. La retienen y la van soltando poco a poco (de ahí los famosos comportamiento de largo y corto plazo).

Nosotros teníamos todos los números del sorteo. Un suelo cohesivo y además bajo el nivel freático.

Lo que ocurrió sencillamente es que teníamos un “falso rechazo”. En los primeros golpeos, el agua iba migrando hacia otras zonas, pero conforme iban aumentando los golpeos, el agua en las cercanías comenzaba a ser retenida por el terreno hasta llegar al punto en que no le dimos tiempo a ir desalojándose. Por tanto, el pilote se convirtió en un émbolo que empujaba contra algo que sabemos que es incompresible.

Gracias a que la comida se alargó, dimos tiempo a que el agua poco a poco fuera drenándose hacia otras zonas. Permitimos, sin saberlo, que el pilote pudiera seguir penetrando al poder seguir “empujando” al agua, alcanzando así el rechazo como el resto de sus homónimos.

Espero no haberos aburrido mucho con la historia, pero he querido compartirla por si alguien alguna vez se encuentra en una situación similar.


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Flecha-roja

8 Comentarios

  1. Yo tengo la experiencia al revés, que el rechazo del geotécnico era a 25 metros y el pilote iba por 34 y seguía hincándose, también era un suelo cohesivo, y si lo dejabas y volvías al día siguiente, ya no hincaba más.

  2. A lo mejor os cargastéis el pilote. ¿No os preguntastéis por qué paso en ese pilote y no en los otros, siendo el terreno homogéneo?
    Pasa a menudo, la punta del pilote da rechazo, pero el pilote se parte y se sigue incando ya que está en terreno blando…

    • Ocurrió lo mismo con los demás, además al final del proceso de hinca se hace una prueba de carga dinámica y se comprueba fácilmente donde están las juntas y que el pilote no está roto a lo largo del fuste. El problema está relacionado con la disipación de presiones intersticiales.

  3. Por ese mismo motivo, cualquier procedimiento de hinca de pilotes obliga a realizar labores de “re-hinca” una vez transcurridas 24-48 horas en terrenos cohesivos bajo freático. También es posible el efecto contrario, en terrenos muy blandos, el efecto de la adhesión pilote-suelo puede no “aparecer” hasta días después de la primera “hinca”.

    Créeme, un buen maquinista de pilotadora está adoctrinado para saber qué altura de caída de maza y con qué cadencia tiene que aplicarla para que los pilotes de hinca sean tan largos o cortos como él quiera.

    En alguna empresa de pilotes de hinca que no voy a nombrar teníamos un dicho: “En España solo hay cuatro tipos de suelos: de pilotes de hinca de 12, 24, 36 ó 48 metros. Efectivamente, la longitud máxima de pilote que se puede transportar en camión es de 12 metros; casualidades…

    Espero no haber roto algún mito

    • Muchas gracias por el comentario
      Tienes toda la razón en lo del maquinista, el problema es que no siempre el maquinista tiene experiencia y sabe totalmente lo que hace.
      Muy bueno lo del mito de los múltiplos de 12 m; real como la vida misma, jajaja.
      Un saludo.

  4. Después de 42 años hincando pilotes, os puedo asegurar que cualquiera de estos casos podría darse en alguna ocasión, aunque no es habitual.

    El pilote prefabricado que se hinca actualmente, se inicia con un muestreo por toda la obra, con una rehinca al día siguiente y con un analizador de pruebas de carga dinámica, para definir con toda seguridad la longitud de los pilotes y confirmar que los rechazos son los correctos para soportar las cargas que se le van a solicitar.

    En cuanto a las longitudes, se dispone de un stock de tramos que van desde los 4 a los 13 metros para poder acoplar las longitudes necesarias que solicite el terreno.

    Los controles de calidad que tenemos hoy en día, hacen del pilote prefabricado una de las cimentaciones más seguras, debido a que cada unidad lleva su propia prueba de carga.

    Saludos,

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